Canciones en 16 mm

Hace 20 años, en una crítica aparecida en el diario El Mundo acerca del disco debut de Balago, Erm, describían el sonido minimalista, pesado y oscuro de la banda como “desoladores mapas instrumentales y cicatrices en blanco y negro. Con grano, mucho grano”. Al escuchar el disco me pareció una imagen muy acertada y pude visualizar, de manera realista, a qué se refería aquel crítico. Hay canciones que, como si de una sinestesia se tratase, te llevan a identificarlas con imágenes, “ver sonidos” o incluso plasmarlos de manera plástica, no como simples fotografías en un papel sino con el añadido de un matiz orgánico en ellas, adquiriendo una vida o una emoción en particular.

Me sucede al escuchar “Swingin party”, el tema del disco Tim de The Replacements. En este caso, y apoyado en la letra, me lleva a visualizarla como si de una película de cine independiente norteamericano se tratara, de los años 60 o 70 pero a la manera de interpretar estas historias por cineastas de los 80 o 90. Es como si encontrara elementos de “Dazed and confused”, de Richard Linklater, o de “Stranger than Paradise y “Permanent vacation” de Jim Jarmush, macerado con el punto de vista de un cineasta en ciernes armado de cámaras de 16mm en algún experimento de finales de los 50 o principios de los 60 como “Shadows” (John Cassavetes) o los trabajos del New American Group (todos influenciados por la Nouvelle vague francesa y el Free cinema británico), en cuyo manifiesto destacaban que “No queremos films falsos, pulidos y bonitos: los preferimos toscos, sin pulir, pero vivos; no queremos films rosas: los queremos del color de la sangre”.

La canción habla a través de la búsqueda de una fiesta imaginaria que nunca termina, en una casa al final de la calle, de las razones o consecuencias de una adicción que provoca una indiferencia fingida en su protagonista. Imagino todo esto en un suburbio como los que aparecen en las películas de adolescentes de Linklater. Posiblemente, para mí, el mejor director que describe esos procesos de cambio y madurez, de conocimiento, de dudas y de relacionarse con el entorno o con otras personas de más edad (“Boyhood” y, sobre todo, “Apollo 10 ½”) en una sociedad relativamente acomodada. Lo sé, hay ejemplos más extremos como los de Larry Clark o más benevolentes como los de John Hughes que también describen de manera maravillosa esos arquetipos, pero quizás para este tema de The Replacements me encuentro más próximo al director de “Waking life”.

El tono de la canción tiene ese punto lánguido, triste pero reconfortante, casi dejado, como los personajes de “Drugstore cowboy” (Gus van Sant) que, detrás de sus atractivas sonrisas guardan un desorden decadente y peligroso. Más allá de la reacción narcótica de las drogas que consumen, hay un precipicio al que han llegado después de escapar de las aristas dolorosas de la madurez (“Quitting school and going to work and never going fishing”). En esa canción visualizo la nitidez color sangre dentro del humo rosa y las dudas y miedos de quien nos lo cuenta, dentro del contexto inconsciente de ir a buscar fiesta, evasión, locura como una manera simbólica de describir su adicción, y de esa desidia que viene asociada a ese estado de debilidad y vacío existencial.

El efecto de película en 16 mm aporta un aspecto más alejado de la perfección formal del 35 mm habitual en el cine mainstream (antes de la aparición del 4K, 8K y demás explotaciones digitales de máximo detalle y nitidez absoluta). En condiciones de poca luz, hace que florezca (si la película es de alta sensibilidad) más grano al pasarla a un formato de mayor calidad. No hace falta irse muy lejos para encontrar ejemplos de este tipo de películas en el cine reciente (“Cisne negro” y “The Wrestler”, de Darren Aronofsky, o “Moonrise kingdom” de Wes Anderson, además de casi todos los debuts de los cineastas indies de los 80 y 90). Incluso diría que esta canción podría ser una crónica filmada en 8mm, como películas caseras, ligeras como sus propias cámaras, más frágiles pero también más cálidas. Paul Westerberg, al que descubrí en la banda sonora de “Singles” (me reservo los comentarios de esta película para otro post relacionado con el inicio del grunge), tenía ese punto intermedio, como creador de canciones, entre la energía más punk de los primeros discos y la capacidad de crear melodías enérgicas y amables para todos los públicos (“Waiting for somebody”, es una de ellas). El autor de esta canción y muchas otras de los Replacements, comentó alguna vez que este tema se gestó durante una época problemática y etílica de la banda, y lo aterrador que le resultaba entonces exhibirse todo el tiempo (“If being afraid is a crime/ We hang side by side”). Beber y despreocuparse ante el miedo escénico de cada día. Anestesiarlo, dormirlo, embriagarlo. Como hacen los protagonistas de “Trees Lounge” (Steve Buscemi) o “Leaving Las Vegas” (Mike Figgis).

John Cassavetes

El toque 16 mm me recuerda a los cortos que rodábamos en la escuela de cine Metrópolis, a principios de los 2000, junto a Pablo, Alberto, Susana y Javier Bolívar. Con ese toque tan orgánico, íntimo y amateur con el que compartíamos las ilusiones que teníamos todos entones. El olor de las gelatinas chamuscadas en los focos. El tacto de la película en el chasis al cambiar de rollo dentro de aquel saco negro. Lo artesanal que era todo ese proceso. También las sesiones golfas en los cines Renoir, Princesa, Alphaville, Rosales, Ideal, pequeño Cine Estudio… Las salas casi vacías, el refugio que me proporcionaban, los nombres que reverenciaba, esos lugares en la pantalla que hacía míos a pesar de hablar otros idiomas y de beber otro tipo de cervezas. Luego, volver a casa de madrugada, atravesando la Gran Vía, subir la calle Princesa, esperar en Moncloa el bus de vuelta, los contrastes de sonidos, colores e historias de alrededor. Un mundo en paralelo en mi cabeza. Esas películas en localizaciones reales, imperfectas, vivas, con silencios donde se podía oír el proyector, la luz dura y los personajes complejos, algunos escapando de la oscuridad hacia la nada. Jóvenes huérfanos de futuro, abrazándose en la noche como esos cuerpos atrapados en el tiempo y la lava de las ruinas de Pompeya. Me susurran al oído: «Tráete tu bebida o tu lampshade /Somewhere there’s a party / Here it’s never ending / Can’t remember when it started…«

Bring your own lampshade
Somewhere there’s a party
Here it’s never ending
Can’t remember when it started
Pass around the lampshade
There’ll be plenty enough room in jail
If being wrong’s a crime
I’m serving forever
If being strong’s your kind
Then I need help here with this feather
If being afraid is a crime
We hang side by side
At the swingin’ party down the line
Pound the prairie pavement
Losing proposition
Quitting school and going to work
And never going fishing
Water all around,
I never learned how to swim now
If being wrong’s a crime
I’m serving forever
If being strong’s your kind
Then I need help here with this feather
If being afraid is a crime
We hang side by side
At the swingin’ party down the line
At the swingin’ party down the line

(The Replacements)

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